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¿CÓMO RECONOCER A BEETHOVEN?

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DATOS PERSONALES

SITUACIÓN ACTUAL (EN 1820)

   

"Hay y habrá miles de príncipes", escribió Beethoven al príncipe Lichnowsky. "Solo hay un Beethoven"

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Es considerado uno de los grandes genios creativos de la historia, de la categoría de Leonardo, Miguelángel, Cervantes o Shakespeare (de hecho, alguien dijo una vez que "donde Shakespeare termina, comienza Beethoven")

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Su legado musical llevó a la música desde el Clasicismo hasta los inicios del Romanticismo, que dominó durante 100 años.  

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En 1820 Beethoven tiene cincuenta años y está completamente sordo.

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Como compositor, director de orquesta y pianista, vive de la composición de sus obras, siendo el primer músico de la historia que tuvo libertad total para componer lo que quiso. Mozart y Haydn fueron músicos al servicio de sus patronos.

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 A pesar de su éxito profesional como músico, pasó dificultades económicas a lo largo de su vida. Primero, cuando cuando con 17 años tuvo que sacar adelante a sus dos hermanos cuando su padre perdió el trabajo por alcohólico y su madre había muerto recientemente. 

Aún así, los historiadores coinciden en pensar que exageró su pobreza. Por ejemplo, se sabe que en 1820, habiendo ganado fama y reconocimiento, tenía poco dinero en efectivo, a pesar de guardar una fortuna en acciones y bonos financieros en uno de los cajones de su estudio.

NIÑEZ

Una niñez difícil

Nuestro personaje tuvo una niñez miserable. En esa época era frecuente y estaba bien visto aplicar aquel adagio romano de "la letra con sangre entra".
Beethoven fue nieto de uno de un músico muy prestigioso, del que Beethoven siempre tuvo el retrato en su casa con mucho orgullo.
El padre de Beethoven fue tenor profesional que cantaba en el coro del abuelo y una persona atormentada que acabó perdiendo su trabajo por alcoholismo. Reconoció el talento potencial de su hijo desde temprana edad, por lo que le obligó a estudiar incansablemente día y noche. No era infrecuente que, junto con el profesor de piano, sacaran a Beethoven en mitad de la noche para ponerlo a estudiar. ¿Con qué fin? Para convertirlo en un genio del calibre de Mozart e, incluso, superarlo. El interés del padre, con todo, no era principalmente artístico, sino económico: ganar fama y poder acceder a las clases sociales más elevadas y poderosas.

JUVENTUD

Sobre sus relaciones afectivas

​Beethoven fue siempre soltero. Hubo una mujer a la que amó con especial intensidad, lo que sabemos por varias cartas que se conservan bajo el nombre de "a la amada inmortal". Pero la diferencia de clase entre ambos, siendo ella noble y él no, impidió la relación y llevó a Beethoven a desistir de sus sentimientos compartidos, a pesar de sufrir enormemente por ello. En la Oda a la Alegría, poema de Friedrich Schiller al que puso música Beethoven en su Novena sinfonía, y que entusiasmó al compositor desde que lo leyó con 17 años, se hace referencia a las injusticias que ocasionan a veces los prejuicios y los convencionalismo en los versos que dicen: 

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"¡Alegría, hermoso destello de los dioses,

hija del Elíseo!

Ebrios de entusiasmo entramos,

diosa celestial, en tu santuario.

Tu hechizo une de nuevo

lo que la dura costumbre había separado;

todos los hombres vuelven a ser hermanos

allí donde tu suave ala se posa."

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A la vez que un gran idealismo, Beethoven tenía un fuerte carácter y era muy suspicaz, lo que le ocasionó numerosas enemistades.

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Tras la muerte de su hermano Kaspar Karl el 15 de noviembre de 1815, tomó la decisión de acoger a su sobrino Karl, de nueve años de edad, en contra de la voluntad de su cuñada. En los años comprendidos entre 1815 y 1820, dedicó gran parte de sus energías y su tiempo a la batalla legal para ganar la custodia de su sobrino Karl. Este esfuerzo le supuso dejar prácticamente de componer (lo que no le impidió escribir seis ciclos de Lieder y la sonata Hammerklavier). Se dedicó a la formación musical de Karl con falsas esperanzas, ya que el chico no tenía dotes musicales. Además, la relación con su hijo adoptivo no era excelente; constantemente tenía que encontrarle nuevos tutores, ya que tenía conflictos con ellos, y este escapaba con su madre y peleaba constantemente con el tío. La preocupación por el dinero, que acompañó a Beethoven desde los días de la infancia en que tuvo que proveer para la familia, lo ocupó en este periodo como nunca. Los editores no confiaban en él, pues no cumplía sus promesas de exclusividad y pedía constantemente más dinero por sus obras. Según su biógrafo, Emil Ludwig, de este periodo no hay ni una sola carta en la que no se traten, al menos tangencialmente, problemas de dinero.

MADUREZ

Acercándose a la sordera total

Con treinta años Beethoven comenzó a darse cuenta de que se estaba quedando sordo. A partir de ahí, durante dos años su vida no cambió apenas: continuó tocando en las casas de la nobleza, retándose a duelos musicales con otros pianistas, y tocando con músicos virtuosos. 


Pero en 1802 resultaba evidente que su sordera iba a ser definitiva. Desesperado, pensó seriamente en el suicidio e incluso escribió su testamento en el pueblo de Heiligenstadt, el cual terminió con estas palabras: "A medida que las hojas del otoño se marchitan y caen, mi propia vida se ha vuelto estéril: casi como vine, así que voy de aquí en adelante. Incluso ese gran valor que me inspiró en los días justos del verano ahora ha desaparecido."

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Sin embargo, poco después, escribió una carta a su amigo Franz Wegeler en la que le dice: "Agarraré a mi destino por el cuello..." Y en otro lugar subraya “si pudiera desembarazarme de mi aflicción abrazaría al mundo entero"

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Con su música conseguiría finalmente ambas cosas, aunque nunca lograra liberarse de su enfermedad.

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